<i><font size=2><b><font color=000000>SUFRIMIENTO E INCOMPRENSIÓN</font></b></font></i>
 

Consulta Privada de Psicología en Madrid Capital

Senda Psicólogos

HOME

-

MAPA

      
 
    

  QUIÉNES SOMOS  

    

  QUÉ HACEMOS  

    

  CONTACTO Y DÓNDE ESTAMOS  

    

  VÍDEOS DE INTERÉS  

    

  ENLACES DE INTERÉS  

    

  Frases para pensar  

    Artículos de Ana de Mingo

    Artículos de Ana de Mingo
  SUFRIMIENTO E INCOMPRENSIÓN
  UN VERDADERO AMIGO, UN TESORO
  TALENTO PARA REINVENTARSE

 
 

  QUIÉNES SOMOS 

-

  Artículos de Ana de Mingo 

    SUFRIMIENTO E INCOMPRENSIÓN

Aquel domingo Laura sentada en un sillón del salón de su casa conversaba sobre temas triviales con su hermana Silvia mientras sus sobrinos jugaban en el jardín. Su rostro reflejaba cierta seriedad, por lo que Silvia le preguntó si le ocurría algo. Dando un pequeño rodeo se decidió a responder muy sinceramente: le contó que desde hacía meses se sentía mal psicológicamente, que la tristeza había anidado en ella, que se despertaba con una sensación de vacío y angustia cada mañana, que los problemas cotidianos se le hacían un mundo. Silvia la miraba preocupada a la vez que perpleja… ¿Cómo podía su hermana sentirse así de mal cuando no le faltaba nada? Su marido la quería, no tenía problemas económicos, su vida parecía ir bien en comparación con la suya. Sin embargo, ella estaba separada, tenía que trabajar toda la jornada en unos grandes almacenes para sacar a sus hijos adelante y pagar la hipoteca de su piso, acababa con las piernas hinchadas de estar de pie tantas horas, y muchas veces hacía virguerías para llegar a fin de mes. No comprendía que su hermana se sintiera mal cuando debería ser al revés, y así se lo espetó en un intento de hacerla reaccionar para que se animara. Laura en ese momento se avergonzó y su sensación de malestar fue aún mayor por creer que no tenía motivos de peso ni derecho a estar mal cuando su propia hermana vivía una situación francamente peor.

“Las heridas que no se ven son las más profundas”. William Shakespeare

A menudo no se comprende el sufrimiento psicológico de personas queridas y cercanas a nosotros porque no se ven motivos aparentes para que se sientan tan mal. Se les intenta animar con frases del tipo: “No te preocupes” o “Mira fulanito, ése sí tiene motivos para sentirse fatal” o “anímate que eso no es para tanto”. Pero lo que se consigue en muchas ocasiones es todo lo contrario a lo que se pretende con buena intención, y es que la persona que está sufriendo se sienta culpable e incomprendida.

“Lo que nos hace sufrir nunca es una tontería, puesto que nos hace sufrir”. Amado Nervo

Es bueno y terapéutico que la persona que sufre lo exprese, que encuentre atención y apoyo en su entorno cercano. No se trata de que se haga la víctima o le victimicen los demás. Esto lejos de mejorar la situación en la que se encuentra, lo que logra es empeorarla aún más. Caer en el pozo de la autocompasión agrava el problema e impide encontrar soluciones, ya que desde el papel de víctima la persona es incapaz de sobreponerse para empezar a hacer uso de sus fortalezas y habilidades, a buscar dentro de sí misma la valentía para alejar miedos enfrentándose a ellos, a ver las posibilidades de cambio para modificar esas emociones negativas por otras positivas y adaptativas, a centrarse en todo aquello que puede hacer...

“Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior”. Frida Kahlo

Con la mejor de las intenciones los familiares y amigos del que está sufriendo intentan, con sus propios argumentos, que éste sea capaz de relativizar pero, en la mayoría de ocasiones, no sirve de mucho. El mundo entero puede tener graves problemas, los niños morir de hambre, las lluvias torrenciales inundar casas, seres queridos pueden estar atravesando una mala situación; sin embargo, el sufrimiento que cada uno vive íntimamente no se alivia solamente pensando en las desgracias ajenas. Incluso intentar animarle de esta forma puede agravar su malestar por experimentar sentimiento de culpabilidad y/o porque se sume a su propia tristeza ya existente la que se sienta por los otros. Es más conveniente motivarle con ejemplos de personas que lograron salir de una mala situación, que superaron adversidades, que no tiraron la toalla, que se han adaptado con el tiempo a aquello que no tiene solución y son capaces de ser felices. De igual forma, es favorable que recuerde que en el pasado, en algún momento de su vida, también lo pasó mal, y sin embargo lo superó.

Las causas de sufrimiento psicológico son muchas y en bastantes ocasiones se debe buscar ayuda profesional, pero siempre será altamente favorable contar con la comprensión de los seres queridos. Hay personas que en general les cuesta entender las emociones y comportamientos de los demás porque no consiguen ver el mundo acercándose, por unos momentos, al ángulo desde el que el otro se sitúa para mirarlo. Otra dificultad añadida para comprender el sufrimiento ajeno es que lo que sentimos cada uno de nosotros depende en gran medida de lo que pensamos y no forzosamente de lo que nos está pasando. Por esta razón cuando la persona que padece se desahoga contando lo que les causa malestar, con frecuencia se siente incomprendida, ya que su interlocutor le puede expresar que bajo su punto de vista, según su forma de pensar, le parece que se preocupa demasiado por cosas que para él no tienen importancia. Por otro lado, hay que tener en cuenta que cuando se sufre hay una propensión a exagerar, a tener ideas distorsionadas que no se corresponden con la realidad, propiciadas por ese bajo estado de ánimo en el que se está. Sin embargo, cuando ocurren sucesos que a casi todos nosotros nos producen dolor psicológico, resulta tremendamente fácil empatizar con esa persona que está viviendo ese acontecimiento. Por ejemplo, tras una ruptura sentimental, en caso de accidente o muerte de un amigo o familiar.

Cuando es un ser querido el que está sufriendo se pretende ayudarle con todo nuestro empeño, aunque muchas veces no se sabe cómo. En general, ¿qué pueden hacer los familiares y amigos por esa persona que lo está pasando mal?:

● El hecho de escuchar sin juzgar y tratando de comprender cómo se siente, ya es una forma de ayudarle. A la vez, intentar que no se recree en sus problemas y lo que le causa malestar.

● No permitir que se aísle de sus relaciones sociales, por lo que conviene acompañarle físicamente aunque sea en silencio si no quiere conversar.

● Motivarle e ilusionarle con planes, proyectos, viajes, etc.

● Tenderle una mano, que sepa que las personas que le quieren están ahí cuando las necesite.

● Tener gestos de cariño con ella como besos y abrazos.

● Con tacto y respeto, darle nuestras opiniones y puntos de vista cuando nos la pida, siempre y cuando no se cree una dependencia en el sentido que necesite nuestra aprobación continua.

● Tratando que se sienta útil. Por ejemplo, con frecuencia la implicación activa en la ayuda de otras personas hace que no se centre en sus problemas, minimizándolos y relativizándolos por cuenta propia, no porque alguien se lo indique bajo su punto de vista o con sus argumentos.

El sufrimiento psicológico es variado y puede ocurrir por múltiples motivos, por lo que si persiste, prolongándose en el tiempo y/o aumentando en intensidad, lo aconsejable es visitar a un profesional para que tratemos a quien está padeciendo, aparte del apoyo que le pueden brindar sus seres querido.

Ana de Mingo

 

Senda Psicólogos - 2007 © - E-mail: senda@sendapsicologos.com